martes, 23 de junio de 2009

EPISODIO III: Dos policías rebeldes

Me voy a mi casa,
A tener mis “momentos de calidad”
Martin Lawrence



Estoy sentado en una habitación deprimente con dos carteles medio despegados con fotos de terroristas “adornando” las paredes. El asiento en el que estoy bien podría ser un asiento cualquiera de un autobús si no fuera porque está colocado pegado a la pared en lugar de en un vehículo con ruedas. En frente mía Rocío duerme en el hombro de Carlos (este hoy ya no folla, una tía con pareja más tarde de las 9 de la mañana y aún en planta significa “no sexo” como mínimo hasta el día siguiente). A mi lado Marta hace tremendos esfuerzos por no dormirse apoyada en mí, yo sigo en shock desde que me encontré el coche con una ventana reventada y todo el interior removido.

Me jode, me indigna, me enfada (y no en ese orden precisamente), los daños en el coche son lo de menos (por fin amortizaré el “todo riesgo”) pero que haga dos horas que descubriera que me habían robado y aún no haya conseguido poner una puta denuncia empieza a ponerme de los nervios. El silencio que reina en una comisaría de policía un sábado a primera hora de la mañana te hace pensar en muchas cosas, te hace plantearte cómo has llegado allí.

Hay dos reglas de prevención para aparcar un coche en “territorio comanche” y que no te lo roben: no llegar con la música a todo volumen (para que no quieran robarte la radio) y no abrir nunca el maletero una vez aparcado (para que nadie piense que te vas dejando algo dentro). Y el Taza tuvo que abrir el maletero…

- Illo, me he dejado la cartera en la chaqueta, tienes que abrir el maletero.
- No me jodas, ya conoces la regla número 2
- ¿Venga ya cojones, quién va a robarte el coche? (Eso digo yo…)

Descarto la culpabilidad del Taza, la culpa no puede ser suya, el no rompió la ventana, el no puso el coche manga por hombro para llevarse el suculento botín que han conseguido, nada más y nada menos que un porta cedés lleno de cedés copiados que había en la guantera y una camiseta de propaganda manchada de salsa barbacoa que estaba en el maletero desde la última barbacoa en la playa (desde hace 9 meses!!!, a lo mejor la camiseta ni siquiera la robaron, cuando vio el maletero abierto aprovechó y salió corriendo sola).

Empiezo a reírme sólo (el que abrió el coche podría presentarse al Guiness como el robo menos productivo de la historia) por una razón que se me escapa esa risa nerviosa que se me escapa hace que Marta en una acto de compasión me pase el brazo por encima y apoye su cabeza sobre mi hombro (sigo con la imagen de mi coche “reventado” y aún así este gesto es lo más violento que me ha pasado en toda la mañana).
El momentazo dura poco (muy poco), el tiempo en que el Policía de turno salga de su despacho y me invite a pasar dentro, (¿estás tonto? Has tenido esta discusión contigo mismo mil veces y sabes la respuesta: la “opción Marta” no es viable, ni siquiera es planteable).

- Siéntate, ¿qué ha pasado?

Examino al Policía de arriba a abajo, está sentado detrás de un mueble de madera cutre (ríete tú de los conglomerados del Ikea) con las manos sobre el teclado cual secretaria de peli de bajo presupuesto (llamémosla “porno”). No da la sensación de tener muchas luces, pero es muy tarde (en realidad es temprano) y mi sentido de la percepción comienza a no ser muy fiable.

Señalo por la ventana y digo:
- ¿Ves ese coche con un agujero en la ventanilla? Si te lo hubiera señalado ayer diría simplemente “¿ves ese coche?”

Ni un atisbo de sonrisa, o no le caigo bien, o le pagan un plus por cada media hora sin reírse (debe tener el mismo convenio laboral que los maromos de las puertas de las discotecas, al menos comparten el punto que habla de los incentivos).

- Te han robado, ¿no? (parece que tiene más luces de las que imaginaba). ¿Quieres presentar una denuncia?
- (No, he venido aquí a enseñarte lo bonito que me han dejado el coche, nos sacamos una foto con el móvil para que la cuelgues en el Tuenti y me voy a casa… será lilón) Sí, claro.
- A ver, necesito tu DNI o tu Carnet de conducir, algo que te identifique.

Una especie de runrún que tenía en mi cabeza comienza a subir de volumen hasta que me doy cuenta de golpe.

- No tengo nada que me identifique (¿te vale el sello de tinta azul que me han puesto en la mano en la discoteca?, la cartera la dejé en el coche y la documentación iba dentro.

Se lo que estáis pensando: ¿tantas reglas para que no te roben y dejas la cartera dentro del coche?
Antes de que empecéis a pensar en mí como algo que rima con ollas os contaré algo que no os he contado hasta ahora: Regla número 3 antirrobo, el dinero nunca en el sitio donde se supone que debe estar, es decir nunca en la cartera, siempre en un bolsillo, delantero a poder ser que por ahí nunca te toca nadie (al menos a mí no)

- No pasa nada, ¿te sabes el DNI de memoria? (Upss, Por alguna extraña razón se me de carrerilla los 8 números, pero nunca me acuerdo de la letra, que en teoría es lo más fácil)
- Te puedo decir los números, pero no me acuerdo de la letra (ahora es él el que pensará que tengo pocas luces)
- Me vale. ¿Matrícula del coche?
- 2121 WXX (previa mirada furtiva por la ventana, ¿quién en su sano juicio se sabe de memoria su matrícula?, es más, ¿quién la recuerda en una mañana post-tranca?)
- ¿Sabes quién te robó el coche?

(Un segundo, un segundo, déjame pensar… Me han robado, se quién ha sido, tengo su nombre, sus apellidos, su dirección y una foto suya Y NO ES LO PRIMERO QUE TE DIGO AL ENTRAR POR ESA PUERTA!!! Al menos ya queda despejada la duda inicial: este tío tiene menos luces que la portada de la feria de mi pueblo)

Tras disimular la risa un segundo le contesto lo más cortésmente que me consigo: - No, no tengo ni la más remota idea (que es la manera de decirle a un policía que no tengo ni puta idea)

- ¿Qué te han robado exactamente?

Le comento todo lo que me falta y comienzo a pensar que estoy perdiendo el tiempo haciendo el lila contándole mi vida a un tío que lo único que hace es copiar lo que le digo en su ordenador (ahora eso sí, el tío es una máquina escribiendo, de rápido que mueve los dedos no se los veo, lo cual sería muy útil si no se parara a pulsar el botón de borrar compulsivamente cada 3 palabras que escribe)

Después de otra cantidad de preguntas espectaculares del tipo ¿te han roto algo en el coche? (hombre, si pasamos por alta la ventanilla que desde aquí no vemos…) o ¿Cuánto costaba la camiseta sustraída? (exactamente 10 minutos de “porculeo” a la azafata de Ron Brugal) nuestro amigo el Policía más avispado del condado me dice:

- Venga, vamos a ver el coche

(…)

Desde mi más humilde desconocimiento del procedimiento policial: ¿No hubiera sido más fácil empezar por ahí?
Y no queda ahí la cosa, llegamos al coche y tengo que oír un lacónico:

- Pues sí, te han partido la ventanilla (no puedo con mi vida…)

Una vez de vuelta a su despacho imprime esa obra de arte llamada denuncia y me la lee en voz alta para ver si estoy de acuerdo con ella (porque me lo lee un agente de la ley, porque si lo hace Chiquito de la Calzada me llevo partiéndome la caja 19 días y 500 noches…)

- Estoy de acuerdo agente (y déjame ir a casa a sobar ya, por favor)

Y entonces llegó la pregunta de la mañana, de la semana, del mes, del año…

- Quieres que vea el coche la policía científica.
- Coño, Grissom!!! (Creo que esta vez se me ha escapado en voz alta)

Creo que no es la primera vez que el poli oye esa broma, porque su cara de indiferencia cambia a cara de agotamiento en 0,3 y entonces comprendo que para él esto se le hace tan pesado como a mí (con la diferencia que él cobra por esto y yo tengo un coche con una ventanilla menos).

- No, no hace falta (total, imagino que no servirá de nada, sólo perder más tiempo mientras investigan el coche)
- Bueno pues ya está, si averiguamos algo ya te llamaremos.

Mira que me han podido decir eso del “ya te llamaré” veces a lo largo de mi vida (y las que te rondaré morena) pero ninguna vez sentí menos probabilidades de llamada recibida como ahora.

- Venga, vámonos a casa que ya está bien por hoy.

Carlos despierta a Rocío, que le ha dejado un hilo de babilla en la manga de la camiseta (pero qué bonito es el amor) Y Marta se empieza a reír mientras me mira (imagino que la “entrevista” con el supermadero me ha dejado con una cara como mínimo curiosa, así que no se lo tendré en cuenta, no a estas horas).

Los llevo a cada uno a su casa y aparco el coche en el garaje. Cuando llego a casa me parece mentira que vaya a poder acostarme por fin, pero aún queda lo mejor:
Explicarle a tu padre que te han abierto el coche (su coche) para robarte.

sábado, 20 de junio de 2009

EPISODIO II: Colega, ¿dónde está mi coche?

¿Y mi coche, tío?
¿Tío, y tu coche?
Aston Kutcher y Seann William Scott

- Bueno, ya van a dar la 7 de la mañana, nosotros estamos cansados, ¿nos acercas a casa?

Os presento a Carlos, el “responsable” del grupo (y si no lo es lo aparenta muy, pero que my bien), con él van su (inseparable) novia Rocío y la amiga de la inseparable, Marta, la única soltera del grupo. En realidad es la única soltera del grupo porque nuestro grupo es un grupo de tíos con las novias de los que están emparejados. Marta es la única que nos soporta tal como somos (sin tener ningún tipo de incentivo sexual como las novias de los demás) y por eso en cierto modo la admiro un poco, es posible que incluso tenga un sitio reservado en el cielo por ello, no es que seamos una panda de cansinos (un poco si lo somos) pero desde pequeños nos acostumbramos a no andar con muchas delicadezas (ninguna, exactamente) a la hora de hacer bromas o comentarios sobre la gente, y aunque ha habido algún que otro grupo de féminas que se han “arrimado” a nosotros, al final siempre lo mismo: se queda con nosotros la que tiene real interés, la novia del que sea.

- Tenía pensado darme una vueltecita más por la disco (o dos, o tres, las suficientes hasta encontrar una tía igual de “necesitada” que yo) a ver qué pescaba, pero si tan cansados estáis podemos irnos ya a casa, al Taza hoy no hace falta esperarlo (hace un rato me llegó el SMS al móvil de rigor que contenía una sola palabra: “fácil”)

- ¿Pescar tú? Ni a un pececillo metido en una pecera de las redonditas y pequeñitas (por comentarios como éste Marta sigue con nosotros)

- El mal pescador es el que puede hacer que te vayas a casa andando, que nunca se te olvide.

Sé lo que estáis pensando, la tensión entre los dos se palpa en el ambiente, ella es la soltera del grupo y yo soy el simpático, haríamos buena pareja (después de tanto tiempo el listón que define la “buena pareja” comienza a bajar peligrosamente), aunque los dos no lo supiéramos (que lo sabemos), el tiempo acabaría haciendo su trabajo, los dos que quedamos sueltos al ir al cine, los únicos que modificamos la división a la hora de pagar la cena (¿pensáis en el Taza? Él siempre encuentra acompañante de última hora, para dejarme de pico), y miles de detalles que hacen que lo “nuestro” acabe resultando lógico para todo el mundo, y eso precisamente me hace descartarlo, muchos pensarán que no estoy como para ir rechazando buenas oportunidades, y aunque Marta no sea fea y se puede considerar que no esté mal (¿Qué no está mal?, ¿tú has visto el escotazo que se está marcando hoy?, no intentes engañarte Jou, da el perfil más que de sobra) no lo veo. Encontrar pareja por lógica no es una opción que me convence, no me convence nada. Sería como decir: “estamos juntos” y que todos te contestaran “ya estabais tardando”. No quiero eso para mí.

- Venga vamos para casa que mañana será otro día.
- De todos modos sabes de más que tú no vales para esto Jou, tú no sabes cazar, tu siempre has sido una presa.

Habló Carlos, el hombre que tiene pareja desde… bueno no recuerdo desde cuándo (probablemente empezara a salir con Rocío en el jardín de infancia) y eso le hace pensar que es un crack con las tías, cuando en realidad nunca ha estado en el mercado, no sé cómo se atreve a hablar de cazar cuando él lo más cerca que ha estado de una cacería ha sido cuando Rocío está mala y sale con el taza y conmigo (y cada vez que le habla una tía que no conoce suda más que un pavo en vísperas de Navidades). Pero no estoy de humor para la discusión tonta de las 7.03 de la mañana, así que mejor ir a por el coche.

Salimos de la discoteca y la primera luz de la mañana nos aturde, tanto tiempo en la oscuridad de la discoteca hace que los primeros pasos que das al aire libre sean torpes, que te hagan parecer más borracho de lo que estás realmente, yo ni siquiera lo estoy, hace horas que dejé de beber, el alcohol atonta los sentidos y así me es más difícil conseguir nada (como si el estar sereno te esté dando mucho resultado últimamente). Rocío, que no habla desde hace un buen rato termina por poner voz a un pensamiento general:

- Antes de ir a casa pegan unas hamburguesas, ¿qué no?

Esta mujer sí que sabe, la idea de las hamburguesas en realidad no es suya, ni de nadie, la idea surge del olorcito que llega a la puerta de la discoteca del local de al lado. Una hamburguesería que a priori parece estar mal colocada, por estar demasiado a las afueras de la ciudad, pero que al estar junto a la Discoteca tiene a una clientela asegurada: “el borracho hambriento”.

No hay un hambre peor que el hambre del borracho hambriento, te comes lo que sea y donde sea (he llegado a calentar pizzas frías encima del capó caliente del coche, deliciosas, por cierto). Los churros con chocolate son la opción clásica, pero ese olor a hamburguesa recién hecha no hay quien lo resista, así que retrasamos la vuelta a casa y de camino llenamos el estómago antes de dormir, con lo cual mañana no me saca de la cama antes de las 15.00 ni un Tsunami de grado 10 (¿los Tsunamis tienen grados? Me imagino que los tendrán, ¿no?)

Como era de esperar la hamburguesa de rigor entra de escándalo y lo que era una noche normal (tirando a mediocre) acaba con el recuerdo del estómago lleno y una sonrisa en la cara, así si se va uno contento para casa (contento y sin follar). Y hago la pregunta aunque conozco la respuesta de antemano:

- ¿Algún plan para mañana?
- Pfff, mañana pasamos de salir otra vez que si no el reventón nos dura hasta el lunes, cenaremos en casa y veremos una peli. ¿Os apuntáis Marta y tú?

El codazo que Marta le da a Carlos me duele hasta a mí, pero la verdad es que esta clase de proposiciones son las que me quitan las ganas de intentar nada con Martita (eso y un poco de miedo al fracaso, reconócelo).

- ¿Un sábado en casa?, perdonadme pero aún no me han castrado y tengo ganas de salir.
- Que no estás castrado explica que en la discoteca te comportes como un gato en celo.

Marta suelta otro de sus tiritos pero no puede disimular el suspiro que se le escapa cuando rechazo la invitación de las “dobles parejas” (¿es suspiro de alivio o es de otra cosa?)

- Pues tú mismo, pero yo no estoy castrado, pregúntale a Rocío si quieres (sí, a Rocío y a ninguna otra…) ¿Tan lejos tenías el coche?

Agradezco la pregunta porque esta vez sí que iba a entrar al trapo de la discusión sobre lo crack que es con las mujeres el hombre que ligó invitando a bolsas de gusanitos. Pero la verdad es que no recuerdo dónde dejé el coche, es lo que tiene aparcar tantas veces en la misma zona, no es que me preocupe mucho, pero a medida que seguimos avanzando empieza a aparecer en mí ese pinchazo en el pecho que te hace presagiar que algo va mal (uno, que es un optimista empedernido). Y llegamos al final de la calle y mi coche sigue sin aparecer, no se lo han podido llevar (digo yo…) pero eso no hace que corazón no se me encoja antes de girar la esquina para dirigirnos a la última fila de coches aparcados.

- Allí al fondo está, Jou, sí que lo dejaste lejos.

Pero algo va mal, Carlos ha visto el coche pero no se ha dado cuenta, pero yo sí, es mi coche y lo conozco y algo no está donde debería de estar. Hay un bulto que se ve a través del salpicadero que no está en su sitio.

- Me han abierto el coche.
- No jodas
- No Martita, hace mucho que no jodo (habrá que reírse, no te vas a echar a llorar…)

viernes, 19 de junio de 2009

EPISODIO I: Abierto hasta el amanecer

Puedo ser un cabrón,
Pero no soy un puto cabrón
George Clooney


- Espero que hayas memorizado bien mi culo, porque es el mejor recuerdo de mí que vas a poder conseguir.

Permitid que me presente, soy Jou (como “tú” en inglés, pero a lo bruto) y ese culo del que habla amablemente su dueña tampoco es que fuera nada del otro mundo, bonito sí, no lo voy a negar, pero no como para hacerle una foto mental y guardarlo en “mis documentos”. Es un culo de nivel medio pero la reacción (excesiva bajo mi humilde punto de vista) de su portadora me viene que ni pintada para resumir como son mis noches de juerga: Se mira pero no se toca.

No es que me considere un tío feo, (de hecho no lo soy, qué coño, si soy un cañón de tío!!!) tampoco es que destaque por ser guapo, (quizá un poco de perfil griego) pero la experiencia me ha enseñado exactamente en que “zona de la tabla” me encuentro: soy un “lindopero”, con todas las letras.
Que qué es un lindopero?, fácil de explicar (no tan fácil de asumir) te acercas a cualquier tía que me conozca (y aunque no me conozca, con que esté lo suficiente cerca como para verme el experimento funciona) y preguntadle: “Qué te parece el Jou???” a lo que ella te contestará sin dudar: “Es lindo, pero…” Pues eso soy yo, un lindopero, tantas mujeres no pueden estar equivocadas.
No sé en qué momento sobrepasé la delgada línea que separa al tío simpático con el que te liarías al tío gracioso con el que te ríes mucho, para ser sincero ni siquiera sé por qué las tías se ríen tanto conmigo (ni quieras saberlo) si no pretendo que se rían tanto, pero he aprendido a vivir con ello.

- Jou, tío, bájate de la nube que si me ven con un pasmarote pensarán que yo también lo soy y así no hay quien triunfe.

Ese chaval tan amable y que tanto se preocupa por la imagen que doy al exterior (sobre todo en la parte que le afecta directamente) es el “Taza”, mi mejor amigo (si te tomas alguna que otra concesión a la hora de definir el concepto “amigo”). Podría deciros su nombre verdadero, pero a estas horas de la noche ni siquiera podría recordarlo, son pocas las personas que lo llaman por ese nombre, (y ninguna de los que lo hacen es de fuera de su familia o tiene menos de 50 años) así que lo consideraremos irrelevante. En realidad no es un apodo, es más bien un mote, pero el Taza lo lleva con tanta naturalidad que no voy a ser yo el que le dé importancia al asunto.
Como todo buen colega que se precie el Taza es mi “compañero de ligues” cuando cae el sol, aunque no creo que eso sea un buen negocio para los dos (concretamente para mí), podría dar muchas excusas pero lo simplificaré todo en cifras: en el último año Taza 16 – Jou 0, no es que lleve la cuenta (no la del taza, la mía es fácil de llevar) pero el Taza sí la lleva (vaya que si la lleva) y se dedica a recordármela siempre con intención de motivarme.

El Taza tampoco es que sea lo que se considera el típico tío bueno, ni es especialmente hábil a la hora de tirar el anzuelo, pero llega un momento determinado de la noche en que siempre está en el momento indicado y el sitio idóneo para apuntarse otro tanto, es algo así como un don natural (yo hago gracia y el folla, cada uno destaca en lo que destaca). No es mucho más alto que yo, somos más o menos iguales de delgados y ni siquiera se molesta en peinarse para salir por las noches, utiliza su teoría de que “El agua es sabia” (o sea, que tal y como sale de la ducha y se le seca el pelo así se queda) y ya que nuestro cuerpo está compuesto en la mayor parte por agua no hay otro elemento mejor para decidir su peinado que el mismo agua (me reiría de él por chorradas como estas, y mucho, pero el 16 – 0 me tiene comida la moral). Además tiene un hándicap que en teoría me debería dar ventaja con respecto a él: le falta una oreja (de dónde pensabais que venía el mote, de un incidente tomando café???)

Podréis pensar que soy un tío superficial si le doy importancia a un “detalle” como ese, pero no es sólo un detalle, es que el tener la oreja tapada de nacimiento provoca que tenga una voz de pito que en ocasiones roza la estridencia (cada uno hablamos de forma que en nuestra cabeza suene la voz de una forma que consideramos normal, y al tener un oído tapado su percepción se distorsiona más de la cuenta… y yo qué coño hago dando explicaciones tan técnicas, tiene voz de pito y punto) también hay que tener en cuenta que no puede llevar gafas de sol (desde que vimos Matrix está buscando unas gafas como las de Morfeo, de las que se enganchan a la nariz, pero no logra encontrarlas, yo desde entonces intento doblarme como Neo cuando esquiva las balas, pero lo más que he conseguido es una cicatriz en un codo). Y como esos detalles muchos otros que parecen imperceptibles, pero que están ahí, y a pesar de ellos el Taza a la hora de la verdad es un campeón, todos esos impedimentos sabe transformarlos en ventajas (“deja que te coma la oreja para estar en igualdad de condiciones”… si yo le digo eso a una tía me cruza la cara fijo, pero a él le funcionó).

- Jou, de verdad, muévete, que estás completamente ido, vámonos a aquella esquina que he visto un grupo de futuribles y hay tías suficientes como para que te quites el “boquerón” que tienes en todo lo alto de una vez.

Aclaremos algo que seguro que ya os estáis planteando: NO SOY VIRGEN (en mayúsculas, para que quede claro) tuve las típicas noviejas cuando estaba en el instituto, me lié con muchas tías una vez que empecé en la Universidad (algunas que aún no me creo que me las ligara y otras que no quiero ni creerme como pude caer tan bajo) y cuando digo que me lié quiero decir que con algunas de ellas hubo tema (con muchas, bueno no tantas, unas 10 o 12… bueno con 4, pero muchas veces). El problema es que llegó un momento en que la pelotita dejó de querer entrar (símil futbolístico puro y duro, nada de desviaciones sexuales) y un mes de sequía se transformó en dos meses, los dos meses en tres, y ya hemos llegado a un punto en que estoy pensando en hacerme una prueba para ver si me ha vuelto a crecer la virginidad (Si Britney Spears juraba que seguía siendo virgen después de su segundo disco a mi me ha podido crecer otra vez). Y no sé por qué creo que eso las tías lo huelen y por eso se alejan de mí, esa teoría empieza a cobrar fuerza dentro de mí (no es lo único que comienza a cobrar fuerza dentro de mí, que ya son cerca de las 6 de la mañana y no tiene pinta de que la cosa vaya a mejorar).

- Qué te vienes o no???
- Venga, vamos a arrimar un poco la cebolleta a ver qué tal.
- Levanta ese ánimo, Jou, que esta noche follamos. (Casi, el Taza sumó su 17 y yo me quedé con 3 amigas de la que le ayudó a sumar el nuevo tanto animándoles el resto de la noche, pero no animándosela de la forma que yo buscaba)

Y llegamos a la parte de la noche que más odio, me he quedado solo en medio de la discoteca y es cuando me doy cuenta lo decadente del paisaje, demasiado alcohol en sangre, movimientos grotescos, música horrible y tíos entrando a saco a todo lo que se mueve. La solución a mi soledad es fácil: volver con el grupo de los “casados”, los que no tienen que abandonar la manada para buscar nuevas presas, los que pueden quedarse toda la noche en la misma esquina de la discoteca sin ningún tipo de preocupación. Ellos tienen la noche resuelta antes de que sea de noche, pero no los envidio, todavía no, aún no estoy tan desesperado, aún sigo prefiriendo mi “libertad”, aunque mi libertad me acabará llevando sólo a la cama (no es tan grave, estoy acostumbrado y la paciencia es una de mis virtudes). Además, mañana será otro día, y el día traerá otra noche y quién sabe lo que me esperará esa noche.




Presentación

Se estaba mascando, se veía venir, el siguiente paso natural era hacerlo, llevaba mucho tiempo rumiándolo y por fin voy a hacerlo: escribiré un libro, que iba a ser si no.

Dicen que todo hombre tiene que hacer tres cosas antes de morir y una de ellas es escribir un libro, así que voy a ponerme al lío y así ya sólo me faltará plantar un hijo y tener un árbol.

Que sobre qué voy a escribir??? Siempre he pensado que un thriller policial (nada que ver con Michael jackson) ambientado en Huelva estaría más que bien, pero cuando me he puesto a plantear el tema realmente en serio me he dado cuenta que no puedo luchar contra lo que soy y el resultado lógico es la "comedia trocha". Pienso demasiadas tonterías al día como para que se queden en el olvido, y las parrafadas de 20 minutos se me empiezan a quedar cortas.

Así que iré publicando por aquí mi criatura, por episodios (no habrá ningún "previously" delante de cada episodio ni nada), espero que me ayudéis en su desarrollo ayudándome a pulir fallos y a mejorar cosas mejorables y os animo a comentar la historia si os apetece, me ayudaría mucho.

Y ya para terminar la presentación me gustaría dejar una cosa bien clara: Los personajes aparecidos en la historia son totalmente ficticios y cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia... o no.

Con todos ustedes: "Esta Noche Follo"
Que lo disfrutemos